Me sustenta el agua que toca mi mano y un rayo de luz que se flirtra entre mis dedos. Un dedo en la llaga y en mis ojos el destino que alerta el corazón.
Cobijo el silencio que no quiere cruzar el umbral de una lagrima.
No elegí este turbante que ciega mis ojos para ver mutar tu risa.
Detengo el día en un paramo de razón
Auyento el aire, que roba minutos y me quedo con la brisa que besa mi mano como perfume de rosas. Mientras las espinas no broten, será ilogico el tiempo,pero sé, que la lluvia de mañana, las hará crecer.
Isabel Pimentel
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